El 10 de Marzo del año 2013, un domingo a las 10:30 am para ser exactos, estábamos toda la Iglesia en pleno momento de Alabanza y Adoración a nuestro Dios en nuestro servicio Dominical de la mañana.
Nada nos hacía presagiar lo que vendría, estábamos meses antes en plena preparación para celebrar nuestro noveno Aniversario como Iglesia formalmente establecida en el Estado de New Jersey, teníamos un hermoso templo con todo los instrumentos musicales, equipos de sonido y proyección, todos los elementos necesarios para implementar clases de niños y adolescentes con toda la tecnología necesaria y habíamos adquirido nuevos equipos de sonido, computadoras e instrumentos musicales, que pensábamos instalar e inaugurar durante los 3 días de celebración de nuestro aniversario, donde haríamos campañas evangelísticas para presentar el evangelio de salvación a muchos, todo estaba listo.
Pero ese domingo nos sorprendió un feroz incendio que empezó en el restaurante de la parte baja del edificio, nosotros nos encontrábamos ubicados en el segundo piso del edificio, en la ciudad de Harrison, New Jersey.
Todo fué tan rápido, y el fuego se expandió velozmente, estábamos enfrentando un invierno muy frío en aquel tiempo, por la gracia de Dios alguien que pasó por ahí gritó fuego, y un diácono pudo escucharlo logrando salir rápidamente del edificio.
Primero se evacuó a los niños que estaban en sus salones de clase, y después todos los adultos, sin poder recoger nuestros abrigos o pertenencias personales, fue todo tan rápido, pero Dios guardo cada uno de nuestros cabellos porque tan pronto salimos, nos pusimos a salvo, luego sucedió una fuerte explosión que extendió más el fuego, hiriendo inclusive a dos bomberos.
Aquel día, por la gracia de Dios, ninguno de nosotros salió herido y aunque materialmente lo perdimos todo, no pudimos recuperar nada, ni volver a entrar al edificio que quedó en ruinas y fué demolido.
Humanamente lloramos y sentimos tristeza por tantos años de esfuerzo, pero nuestra confianza estaba puesta en Dios, y sabíamos que con su ayuda, su obra continuaría en esta Ciudad a la que Él nos dirigió y donde hoy seguimos firmemente establecidos haciendo su obra. Desde aquí nos hemos extendido inclusive a otras naciones, naciendo así El Ministerio Internacional Luz y Vida.
Nada pudo parar lo que Dios ya tenía establecido y hoy podemos decir con toda certeza !HASTA AQUI NOS AYUDO DIOS!.